Apuesto por nosotros

Cuando se muda a Omaha después del inesperado divorcio de sus padres, Bailey se queda atrapada diez horas con un desconocido cínico y odioso, el polo opuesto a ella, tan educada, cuidadosa y alegre. Así que os podéis imaginar su sorpresa cuando, años más tarde, Charlie resulta ser su nuevo compañero de trabajo. Sin embargo, en esta ocasión, se dan cuenta de que pueden mantener una conversación cordial sin lanzarse los trastos a la cabeza e incluso… ¿reírse? Sin embargo, siguen estando de acuerdo en una cosa: no se soportan. Y cuando son testigos de cómo dos de sus compañeros no paran de coquetear, sus comentarios al respecto pasan a convertirse en una apuesta. Charlie insiste en que un chico y una chica no pueden ser solo amigos, y Bailey está decidida a demostrarle que se equivoca. En medio de todos los piques y bromas juguetonas, Charlie intenta ignorar lo que está empezando a sentir por Bailey. Le aterra la idea de perderla si ella se enterase de sus sentimientos, aunque tampoco ayuda que tengan que fingir estar saliendo juntos para que la madre de Bailey y su nuevo novio se dejen de muestras de cariño delante de ellos. Muy pronto, lo que Charlie esperaba poder evitar se termina convirtiendo en realidad: Bailey empieza a verlo no solo como un amigo, sino como alguien que hace que se le acelere el corazón y que le tiemblen las manos de la emoción. Pero Charlie guarda un secreto… un secreto que tiene que ver con Bailey y una apuesta que hizo con otra persona. ¿Podrán hacer que las cosas entre ellos funcionen de verdad… o el secreto de Charlie los habrá condenado antes de que puedan empezar?

When seventeen-year-old Bailey starts a new job at a hotel waterpark, she is less than thrilled to see an old acquaintance is one of her coworkers. Bailey met Charlie a year ago on the long flight to Omaha, where she moved after her parents’ divorce. Charlie’s cynicism didn’t mix well with Bailey’s carefully well-behaved temperament, and his endless commentary was the irritating cherry on top of an already emotionally fraught trip. Now, Bailey and Charlie are still polar opposites, but instead of everything about him rubbing Bailey the wrong way, she starts to look forward to hanging out and gossiping about the waterpark guests and their coworkers—particularly two who keep flirting with each other. Bailey and Charlie make a bet on whether or not the cozy pair will actually get together. Charlie insists that members of the opposite sex can’t just be friends, and Bailey is determined to prove him wrong. Bailey and Charlie keep close track of the romantic progress of others while Charlie works to deflect the growing feelings he’s developed for Bailey. Terrified to lose her if his crush becomes known, what doesn’t help his agenda is Bailey and Charlie “fake dating” in order to disrupt the annoying pleasantries between Bailey’s mom and her mom’s new boyfriend. Soon, what Charlie was hoping to avoid becomes a reality as Bailey starts to see him as not only a friend she can rely on in the midst of family drama—but someone who makes her hands shake and heart race. But Charlie has a secret—a secret that involves Bailey and another bet Charlie may have made. Can the two make a real go of things…or has Charlie’s secret doomed them before they could start?